LATERÍA  |
El noble arte de la
platería, como se denominaba a este oficio en la
época colonial, está dignamente
representado por una gran colección de objetos
civiles y religiosos que abarca cuatro siglos de
producción.
Desde el siglo XVI, la abundancia de plata en nuestro país llamó la atención de muchos aventureros que vinieron a explotar los yacimientos con la idea de enriquecerse rápidamente. A medida que las existencias iban siendo probadas se mejoraron las técnicas para separar la plata de otros minerales, llamadas sistemas de beneficio, con lo que la industria se consolidó. Junto con la minería floreció la producción de objetos de plata. Los talleres tuvieron que multiplicarse porque aumentó considerablemente la demanda de objetos para el culto religioso y el uso doméstico. En un principio los artífices copiaron los modelos importados, pero con el tiempo cada estilo adquirió un carácter propio. |
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En esta muestra el visitante puede
ver algunas cruces de procesión como las que
trajeron los españoles para llevar a cabo la
evangelización. Se pueden observar también
algunos crucifijos mexicanos, elaborados casi al mismo
tiempo y en cuya técnica y diseño se
aprecia destreza y calidad.
Todos los estilos artísticos están presentes, desde el plateresco, con formas góticas y renacentistas, hasta el neoclásico, pasando por las distintas etapas del barroco. Aunque algunas piezas permanecen anónimas, muchas tienen la marca del platero y aportan datos a la historia de estas artes. Innumerables fueron los objetos de platería producidos en México. Las crónicas hablan de una riqueza difícil de imaginar hoy en día. Sin embargo, pocos objetos de uso civil llegaron hasta nuestros días porque, al carecer de valor más allá de los aspectos económico y ornamental, muchos fueron transformados en moneda corriente y otros volvieron a fundirse para actualizar su diseño. |
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