Arq. Carlos Chanfón Olmos
En efecto, el desprecio mendicante por los inmuebles y la ausencia de monasterios de otras órdenes hicieron que los llegados al Nuevo Mundo, pudieran vivir en auténtica manera "mendicante". Dormir a la intemperie, sobre todo en el trayecto de un viaje era lo habitual para el indígena, así que de esa forma, el monje pudo acercarse más -sicológicamente hablando- a la mentalidad de los naturales. En los nuevos territorios, la construcción de su convento no fue objetivo primordial. Para tal efecto cualquier choza podía satisfacer las necesidades básicas de habitación, ya que habían llegado a un mundo donde el modo de vida era precisamente al aire libre, por razones climáticas.
Es común encontrar merecida alabanza al ahínco y devoción conque los mendicantes se dedicaron a la predicación en la Nueva España, pero muy raro hallar alusiones al factor principal del éxito, que fue la capacidad reflexiva e intuitiva del indígena, su ambición por aprender ysu extraordinaria habilidad manual. Motolinía se refiere en varias ocasiones a la enorme ayuda que prestaron los jóvenes recién conversos en las tareas misionales. Este cronista franciscano se refiere específicamente a la habilidad de construir una choza para que los monjes o personajes acompañantespasaran la noche, aunque los adolescentes no las necesitaran para sí mismos.
El universo cultural mesoamericano aportó su clima, vida la aire libre,ceremonialismo, amplios espacios de actividades comunitarias, productos alimenticios, anclados a su realidad física geográfica; también aportósus lenguas, su sistema de escritura, hospitalidad, amabilidad y respeto hacia otros seres humanos, música, leyes y costumbres civiles, parte esencial de su acervo étnico patrimonial. El monje mendicante fue el gran alquimista de este múltiple mestizaje cultural.
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